martes, 9 de octubre de 2012

Frente al espejo del futuro

Termina otra clase de salsa, voy a la mitad de un día que mi cuerpo no quiere sentir. Desde la madrugada del domingo no he dejado de extrañarte. Me frustra este sentimiento, no quería volver a caer... al menos no tan pronto.
Tengo miedo y a la vez me contengo de cruzar el centro social, donde sé que seguramente te encontraré. No sé porqué, no sé cómo, cuándo ni dónde, comenzó esta obsesión, esta necesidad de ti. Tal vez fue esa noche de salsa, cumbia, de volar al ritmo de la música latina.
Hoy te encuentro de nuevo, bailamos juntos de nuevo; ni siquiera unos minutos, pero fue suficiente para devolverme un poco del aliento que deje en mi cama esta mañana. Luego al sentirte lejos de mis brazos, volví a morir. Hoy no pude concentrarme, simplemente el tenerte tan cerca y tan lejos me abstrajo del mundo, por un momento me volví loca.
Estaba parada frente al espejo del salón de danza, me acomodaba el cabello en una cola de caballo. Baje la cabeza un momento y cuando voltee a verme al espejo, tus manos ya estaban alrededor de mi cintura. Mi corazón gritaba de emoción, mientras que mi cerebro no sabía como decirle a mi cuerpo que reaccionara. Y entonces dijiste "quiero que voltees, y mires hacia el futuro". Nos mire al espejo, y me aterró lo que vi.
Tu y yo. Tu y yo. No pude sostenerle la mirada al futuro. No se si es lo que quiero para el futuro, pero me encanta que sea el presente. Mi felicidad clandestina, my dancing angel.
Sentirte tan cerca me emociona, pero no me puedo permitir que sepas que te quiero. No me puedo permitir que nadie sepa que te quiero. Contengo mis ganas de besarte, de abrazarte; formulo la estrategia por si llega el momento en que tus labios se acerquen a los míos.
¿Porqué? Me gustaría decirte porqué. Pero es algo que sólo podré decirte a ti, frente a frente; espero que si sucede, me entiendas y me ayudes a liberarme de la jaula de recuerdos en la que vivo.
Perdóname si no te muestro mis sentimientos, pero si logró dejar de quererte sin que te enteres de que alguna vez de quise, de que en este momento te quiero, te habré hecho más feliz siendo ajeno a mi condena.

viernes, 24 de agosto de 2012

Adicta glamurosa

Que envidia ser ese vaso que ayer tocó tu boca una y otra vez. Deja tu copa, bebé mejor los besos de mis labios que en suspiros mueren sin llegar a su feliz destino; entrando por tu boca, anidando en tu corazón, para que sientas el calor de mi amor. Más cálido que la sensación del alcohol resbalando por tu garganta, y mucho más embriagante.
 No sé si quiero que te embriagues de mi o quiero volverme adicta a ti. Tu sola presencia cambia mi humor, como una inyección de dopamina. Me inquieta la idea de verte cruzar, de ver tus ojos una vez más, por fracciones de segundo.
 Aún no reconozco tu aroma, mantengo mi distancia para evitar ese encuentro, porque sé que el día que tu esencia penetre mis sentidos estaré perdida, ya no habrá vuelta atrás, y el peligro de un corazón roto será inminente. El día que pruebe tu aroma me volveré adicta a ti, me volveré vulnerable. Sólo tu indiferencia o tu cariño me podrán destruir o hacerme renacer. 
 Renaceré como el ave fénix, de las cenizas de tu destrucción, más fuerte y experimentada; o volaré entre tus alas cálidas de ángel, renaciendo a la libertad del amor una vez más.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Tutorial soñado

Encontré el tutorial de guitarra acústica de una de mis canciones favoritas en la vida.  Creí que la podría aprender durante el verano, pero mis pequeñas manos me lo impiden, las molestas cejillas. Entonces vino a mi mente una bella imagen, un momento de sueño; tu y yo, solos en medio de un claro, sentados sobre el pasto. Yo ignorante de lo que sucederá con los ojos vendados, algo temerosa y a la vez emocionada, preparando mi cerebro para escribir este momento y llevármelo conmigo a donde voy. Tú, a punto de tocar lo más profundo de mi corazón una vez más, con tu música. Soñé con un regalo de los dos, para los dos. Tu con una guitarra acústica, la que me encanta, yo con mi voz, mis palabras. La canción: Creo en ti. Mi favorita, aquella que te dediqué una vez. Comienzas a tocar, conozco la entrada, conozco la letra completa, comienzo a cantar. Te regalo estas palabras, tú me regalas esta melodía. 
Termina el video del tutorial con el maestro tocando la canción completa, parece complicada y lo último que dice es “estoy sufriendo”. Yo asiento, yo también sufro, porque independientemente de si vuelva o no realidad este sueño, me iré con un millón de recuerdos tuyos, con un millón de recuerdos míos, con un millón de recuerdos nuestros, me los llevaré a donde voy.

jueves, 29 de marzo de 2012

Lo que siempre busqué

Me encontraba en medio de la tarde, ocupándome de mis pendientes, pensando en el ensayo que tenía q escribir enseguida terminara de hacer los cálculos de cuanto tendría q aportar cada uno para la pizza de mañana.
Estaba escribiendo números en una pequeña libreta que recién había recuperado después de un período donde se me olvidaba hasta el sentido común. Comenzó un desorden en la pequeña página, palabras mezcladas con números, y la pizza encima del refresco y los desechables. Quise repetir y ordenar todo en una hojita nueva como siempre lo hago, y en el momento en que arranqué el pequeño caos me encontré con una nota escrita con una letra desconocida (bueno, no era tan desconocida). Creí que era otro de los mensajes de aliento de mi mamá, o tal vez otro "te quiero" o "sonríe" que aostumbra mi hermana a escribir en una página al azar de mis libretas nuevas.
Era una letra desconocida, que había visto antes. Cuando llegué a la séptima línea de la segunda página supe quien era el remitente de aquella nota de 6 páginas.
A medida que avanzaba en la lectura de aquella nota, algo se rompió dentro de mi, algo atravesó mi corazón; la risa y el llanto quisieron escapar de mi cuerpo al mismo tiempo; el cerebro no sabía como proceder, sólo sabía que tenía que mantener la situación a discreción. Reí y lloré. Me di cuenta de que muchas veces había fantaseado con encontrar una nota como ésta, espóntanea, romántica, perfecta.
Mis ojos, mi corazón, mi cerebro no creían que estuviera pasando en realidad, que esto es verdad, parece que fuera un sueño, no es real.
Sequé mis lágrimas, guardé la felicidad en mi corazón, porque no quiero que nadie toqué, destruya o modifiqué este bello sentimiento.
Algunas personas me preguntan todos los días por tí, pero es mejor que nadie sepa el sentimiento que esconde mi corazón, ni si quiera debo liberarlo de mi corazón, no sé hasta donde nos puede llevar. Tu mismo lo dijiste, no sabemos cual sea nuestro futuro, pero si sabemos lo que hoy sentímos.

lunes, 27 de febrero de 2012

La sombra del temor

Hoy llegue a la escuela con el corazón el la garganta, el agua a punto de salir por mis ojos. Te vi como todas las mañanas desde hace una semana. Esperaba que tal vez eso calmará un poco mi corazón, pero no. Tus palabras sólo intensificaron mi miedo, aunque sé que esa no era tu intención; todavía eres algo torpe en ese aspecto. Me dejaste en la entrada del cuarto más oscuro de la prepa, a pesar de que es el salón con las ventanas más grandes, la más cercana al cielo, y de las que sienten primero los rayos del sol. Me dejaste y mi corazón palpitaba como loco, no sabía donde esconderse del terror que se avecinaba, se me escaba por los ojos con lágrimas de miedo, gritando auxilio. Paso el momento del terror frente a esas páginas impresas, donde quedaron líneas vacías y respuestas al azar; donde deje mis fuerzas para construir el dique que evitaría el colapso de mi llanto.
Salí furiosa, triste, deprimida. Hace tanto que lucho con este miedo, con este odio, con este sentimiento que bloquea mi mente a cualquier cosa relacionada con el tema del libro que aplasta mis entrañas, que pesa en mi espalda como un tumor que no me deja volar. Estabas a mi lado, pero no conmigo; tal vez trataste de animarme, pero tus palabras no lograron penetrar la fortaleza alrededor de mi mente.
Llego Aaron y me abrazo, poco a poco el dique se cuarteo. Lo sostuve hasta que te fuiste, sin besarme, sin abrazarme. Me fui a la esquina donde mi corazón sintío que podía dejar correr el llanto. Lloré, caí y me levanté para continuar.
Recuperé mi felicidad y mi fortaleza, me diste la alegría de volver a creer; cominezo hoy mi apuesta por una estabilidad aparente en los cimientos del caos mismo, en los cimientos del amor. Recordé la primera frase que anoté de Arráncame la vida "Ahorita yo lo quiero, quién sabe después", y por el resto de la tarde el amor opaco el temor y depresión de esa mañana.
Cuando pensé en el momento de regresar y enfrentar los cuestionamientos de mi madre, volvió la carrera de mi corazón, las lágrimas en mis ojos. La discusión comenzó, el bloqueo fue instáneo. Pero continúo, porque voy a salir de aquí, me tengo que ir. Huir no es una opción, mi corazón tendrá que dejar de correr, tendrá que caminar. Tendré que deshacerme de ese armazón, buscar aliados y cortar definitivamente la red que impide que vuele.

sábado, 4 de febrero de 2012

La verdadera razón escondida tras mis lágrimas

Esta es la primera entrada de este blog de conversaciones privadas. Mi mamá es psicóloga y me habló de lo que son las conversaciones privadas, cuando en tu mente piensas cosas que te gustaría decir pero no las dices por infinidad de razones como lo que es correcto, tu inseguridad, o por "respeto". Pues en este blog voy a decir lo que no digo, espero que quien lo lea encuentre alguna conversación privada propia y logre conectarme con ustedes; también espero que algún día lleguen a leer lo que no les dije las personas a las que callé mis verdaderos sentimientos.

Hoy me llamaste por teléfono, algo que esperaba que hicieras ayer a altas horas de la noche después de que te envie ese mensaje de cumpleaños. No tienes idea de como palpita mi corazón cada vez que llamas es como si quisiera salir corriendo de mi pecho hasta encontrarte y amarrarte con mis venas en un abrazo que grita "te extraño!! te necesito!!". Amó el hecho de casi no me mandas mensajes, me llamas simplemente. Cuando llamaste yo iba despertando de una siesta y me puso de un excelente humor tu llamada, como siempre que llamas. Pero cuando me invitaste a ir a comer contigo tuve que rechazar la oferta y eso me dolió tanto que lloré en el teléfono, tu me dijiste "no! ¿por qué lloras?" yo te dije que la verdad tenía muchas ganas de verte pero que tenía mucha tarea y sólo este fin de semana para terminar mis pendientes de la escuela. Tu me dijiste que no me preocupará que luego nos veíamos "que un programa no hace a una persona, que una persona se hace por sí misma" (o eso fue lo que entendí), refiriéndote al IBO que sabes que es una de mis principales razones de estrés, pero estabas tal vez tan distraído con tus primos que no escuchaste lo más importante de mi respuesta "tenía muchas ganas de verte". Cuando colgamos seguí llorando, pero no por estrés (aunque últimamente lloró casi diario por estrés) sino porque no me escuchaste, porque hoy tal vez era mi última oportunidad de verte; porque hoy sentí la necesidad de abrazarte en persona y llorar, porque hoy necesitaba decirte que decidí ir a la universidad en Puebla, y que nuestras oportunidades se desvanecen en el tiempo. Creí que ese crush que nació en mí durante nuestras salidad en invierno, el verano pasado, y el invierno pasado, había desaparecido de mi corazón, pero que en realidad sólo había olvidado lo mucho que te quiero y nunca te he dicho. Esa fue la verdadera razón escondida tras mis lágrimas, que se me acaba el tiempo y todavía no te digo cuanto te quiero.