Termina otra clase de salsa, voy a la mitad de un día que mi cuerpo no quiere sentir. Desde la madrugada del domingo no he dejado de extrañarte. Me frustra este sentimiento, no quería volver a caer... al menos no tan pronto.
Tengo miedo y a la vez me contengo de cruzar el centro social, donde sé que seguramente te encontraré. No sé porqué, no sé cómo, cuándo ni dónde, comenzó esta obsesión, esta necesidad de ti. Tal vez fue esa noche de salsa, cumbia, de volar al ritmo de la música latina.
Hoy te encuentro de nuevo, bailamos juntos de nuevo; ni siquiera unos minutos, pero fue suficiente para devolverme un poco del aliento que deje en mi cama esta mañana. Luego al sentirte lejos de mis brazos, volví a morir. Hoy no pude concentrarme, simplemente el tenerte tan cerca y tan lejos me abstrajo del mundo, por un momento me volví loca.
Estaba parada frente al espejo del salón de danza, me acomodaba el cabello en una cola de caballo. Baje la cabeza un momento y cuando voltee a verme al espejo, tus manos ya estaban alrededor de mi cintura. Mi corazón gritaba de emoción, mientras que mi cerebro no sabía como decirle a mi cuerpo que reaccionara. Y entonces dijiste "quiero que voltees, y mires hacia el futuro". Nos mire al espejo, y me aterró lo que vi.
Tu y yo. Tu y yo. No pude sostenerle la mirada al futuro. No se si es lo que quiero para el futuro, pero me encanta que sea el presente. Mi felicidad clandestina, my dancing angel.
Sentirte tan cerca me emociona, pero no me puedo permitir que sepas que te quiero. No me puedo permitir que nadie sepa que te quiero. Contengo mis ganas de besarte, de abrazarte; formulo la estrategia por si llega el momento en que tus labios se acerquen a los míos.
¿Porqué? Me gustaría decirte porqué. Pero es algo que sólo podré decirte a ti, frente a frente; espero que si sucede, me entiendas y me ayudes a liberarme de la jaula de recuerdos en la que vivo.
Perdóname si no te muestro mis sentimientos, pero si logró dejar de quererte sin que te enteres de que alguna vez de quise, de que en este momento te quiero, te habré hecho más feliz siendo ajeno a mi condena.